
martes, 21 de julio de 2009
Pensaba en quererte cuando me di cuenta que te queria

viernes, 17 de julio de 2009
Despierto

vuelvo a navegar el azulado mar eterno
vuelvo a creer que todo esta muerto
todo es certero, todo es solo verdadero
Despierto, lo pierdo todo por querer siempre ser uno solo
Despierto, y me desgarro las amargas entrañas
Ya no hay tiempo en el tiempo
Ya no hay brisa fresca ni viento
Todo está en calma y duele
Todo está acabado y muere
Dime dios porque me has despertado
Dime tu porque me he sentido tan amado
Lloran en el jardín los cipreses de mi entorno
lloro de pena, llego hasta el fondo
Llora la vida por darle la espalda
Llora mi corazón, se desprende mi alma
Solo existe el ayer no hay mañana
No quiero abrir mas ventanas
No quiero beber lágrimas saladas
quiero oler rosas frescas cada mañana
El eterno mar está enfurecido
Llora también que te hayas ido
Me cuenta al oido que no he vivido
humedece mi rostro entristecido
Despierto y ya no hay mañana
Quedaré aqui anclado por si vuelves
en medio del eterno mar volveré a verte
cual sirena hermosa entre las olas
Despierto pero quiero volver a dormir
ahora es muy duro seguir
vale la pena mas morir
con tu imagen en la retina no quiero vivir
Despierto idealizando mi destino
donde no encuentro ningún camino
No hay gozo matutino
No hay sabia en mis venas al atardecer
todo esta muerto aunque solo pienso en volverte a ver.
miércoles, 15 de julio de 2009
SOLEDAD

viernes, 26 de junio de 2009
Dime Angel

Dime angel si tu quieres cuando quieres "volver" a verme
Dime Angel si tu quieres sabiendo que me muero por tenerte
Entraste sin llamar, sin avisar y sin pedirme amar
casualmente un dia cuando estaba junto al eterno mar
por Costa Esmeralda sin parar de remar
un dia no muy lejano no mucho tiempo atras.
eras un angel alado que nunca había amado
eras un angel divino cruzandote en mi destino
eras un angel misericordioso en un momento
dulce que se volvió hermoso
Se queman mis ojos frente a tu mirada
me muero de ganas y se me quema el alma
...¿Por que es que me haces falta?
Vuelvo al mundo y no te encuentro
Y sin remedio suspiro para mis adentros
si hay un dios que me deje a tu lado
yo también quiero ser un angel Alado.
Quiero enredarme en tus rizos azabaches
con la fuerza de un arcaico bimbache
quiero miel en tus labios por colmena
quiero atarme a vivir en tu melena
Angel Caido del cielo en el olvido
¿ Donde este tiempo has vivido?
Donde este tiempo has estado
Donde este tiempo me he perdido
No te vayas de nuevo al cielo
No hasta no ver tus bellas alas
desplegadas junto a mi almohada
mientras te conviertes en una bella ada
Dime angel si tu quieres... que algún dia pueda quererte
Dime angel si tu quieres... cuando quieres volver a verme
Dime Angel si tu quieres... sabiendo que me muero por tenerte
Al final de la carretera

Mis ojos vislumbran desde el norte un lugar donde poder rumbo fijo hacia mi norte propio, un lugar donde sentirme extraño entre la gente y no ser extrañado por nadie.
Quiero fundirme en el asfalto de la gran ciudad , nadar por Costa Esmeralda y perderme en el Albergue de mis sueños. Siento la necesidad de sentirme vivo en mi vida misma y despertar de este mal sueño. Soñar a ser feliz y no creerme muerto.
Ahora se que es posible, porque es ahora o nunca y nunca ahora será mas factible aunque parezca algo impredecible.
Tengo un billete en la mano tan incierto como resplandeciente. Brilla, me ciega y me empapa de alegre clarividencia cuando lo contemplo. Voy a ser un hidalgo caballero errante olvidándome de profetizar en tierra mía y saludando la tierra ajena con esmero.
La brisa sopla suave mientras el infinito se quema, estoy perdido en la soledad del silencio y hasta el propio silencio está perdido sin mi. Voy a levantarme y a desplegar mis alas de ángel místico sobre el infierno del horizonte. Dejaré atrás un pedazo de tierra y no mucho mas. Estaré allí donde nacen los sueños. Siempre hubo algo mas...Al final de la carretera.
martes, 23 de junio de 2009
Plumas por palabras
Entre tu recuerdo y mis suspiros y mil cirros en el cielo divinos
tu y tu mentira se perdió en el camino
las palabras fueron plumas, se las llevó el viento
ya nunca mas sentirás mi alegre aliento.
El viento no sopla, ni siquiera hay brisa en el aire
no quisiste nunca saber de mi arte
nunca fue mentira cuando juré amarte.
ahora ya es demasiado tarde.
Bailas sin parar cada noche sin que yo te hubiese hecho ningún reproche
algún dia te darás cuenta.... me extrañarás en cada una de esas noches
porque ya te dije que debias vivir tu propia vida
esa vida ya no será nunca la mia.
Las palabras son plumas que aletean en el cielo
son las alas de un angel caido al infierno
por no creer que yo nunca miento
estas condenada a mil sufrimientos
Yo estaré en el purgatorio por siempre
ahi entre la tierra y el cielo para no verte
jamás volveré en busca de la felicidad
jamas volvere damicela a pedirte : AMAD
El sol caerá tras de la montaña majestuosa
en un horizonte cada dia mas corto y perezoso
mientras tu gozo caerá en un pozo
y yo no me alegraré de eso tampoco.
Las palabras fueron plumas y volaron del cementerio
allí donde un día te juré y juraste amor eterno.
Entre el mar y la montaña llevo anclado el alma
Entre tu recuerdo y mis suspiros y mil cirros divinos
Nunca las palabras quedaron mas enterradas
ahogadas, llorando y olvidadas.
En el cementerio mañana y pasado estaré
hasta pasado al anochecer.
Después me iré ya nunca después del duelo...me volverás a ver.

Amano, sentimientos sobre el Lienzo
miércoles, 17 de junio de 2009
El ALBERGUE DE LOS SUEÑOS. PRIMER ACTO : EL HOMBRE DE NEGRO...EL COMIENZO.CAPITULO 1
CAPÍTULO UNO
Desperté , súbito y nervioso, con la mente puesta en los dos encuentros fraticidas, que me acechaban ese día.
El alba se asomó a la ciudad de Madrid, despidiendo la negrura mientras los primeros soplos de claridad , se colaron vagos entre la persiana y el alféizar de la ventana . Faltaban escasos minutos para las siete menos cuarto de la mañana y que mi despertador repicase, anunciando el comienzo, de un nuevo amanecer aquel nefasto día de principios de diciembre de 1976.
Un cielo gris plomizo se vislumbraba a través del cristal empañado, al tiempo que se tornaba invisible, al exhalar, el vaho de un vomitivo suspiro desesperado en la ventana. Los transeúntes deambulaban por la calle Atocha, de un lado hacia otro, sumidos en el desasosiego general de una nueva era, con los bolsillos medio vacíos, pero con la esperanza por bandera. Un grupo de hombres formó un corrillo frente al estanco, tras el mercado de Antón Martín,devorando las noticias del ABC. Discutían aireadamente sobre política y fútbol, en tanto , las mujeres aguardaban atrincheradas la apertura de los puestos de verdura y frutas , deseando la caza de las mejores piezas del género , sorteándose unas a otras con sus carritos vacíos, en tiempos de poca abundancia, pero mejores que otros pasados.
Caminé hacia el lavabo con sigilo, e intenté ahogar el crujido de la madera bajo mis pies, para no alertar de mi presencia a don Saturnino. Le adeudaba a mi casero por aquel entonces, la nada desdeñable cifra de diez mil pesetas, por la renta de la humilde y cochambrosa habitación en la pensión Atocha.
Don Saturnino, era un pobre hombre desgraciado desde que su mujer le abandonó por un rojo con el que se revolcaba en un hostal de Gran Vía , en cuanto salía de la sesión vespertina del cine Callao , donde el comunista ejercía como acomodador. Lo único que don Saturnino hizo de provecho en la vida, era haber conseguido heredar , como hijo único que era, el desastre de pensión que desatendía y que con tanto sacrificio fundaron sus padres.
Hasta que la Antonieta se fugó con el acomodador, era un hombre afable y divertido. Después de aquel turbulento episodio, tenía aún peores pulgas, que los perros abandonados en El Retiro. Si como era mi caso, le debías dinero, mejor convenía no cruzártelo en el rellano.
Después de varias semanas esquivándolo con nocturnidad y alevosía, había incluso ideado una alocada estratagema, para descolgarme con la ayuda de una sábana, desde el balcón de la habitación . Con el único propósito de no afrontar mis obligaciones económicas. Nunca lo hice.
Parecía una bailarina de ballet, en una comedia sobre la tarima del Teatro La Latina en miintimidad. Cuando salí de mis aposentos dio, la impresión de que estaba intentando forzarla puerta de entrada a la sucursal del Banco Hispanoamericano.
Iba embutido en el traje menos malo de los dos que tenía , las costuras de mi roñosa camisa me suplicaron que las tirase al cubo de la basura. Me hice un lío con el nudo de la corbata pero al fin logré ligarlo no muy ceñido, no fuese a ser que me cruzase con don Saturnino y mis testículos, subiesen justo ahí, ahogándome al aplastarme el gaznate.
La madera podrida de la escalera y el crujido del pasamanos, me delató.Al instante, se abrió la puerta del piso del anciano, como fauces lobunas y eché a correr escalera abajo.
-¡Sebastián!, ¡ Sebastián!, sé que eres tú mal nacido, me debes diez mil pesetas vago inmundo.
–Profirió, enérgico.
-Esta noche, más tardar, le pago don Saturnino, se lo prometo-, grité casi alcanzando el portal.
-Más vale que así sea, o no dormirás una noche más bajo este techo , ¿ te enteras?.
Las últimas palabras del atormentado don Saturnino, me escupieron en la cara y retumbaron en los oídos durante un buen rato, al tiempo que caminé calle Atocha arriba. Cuchillas afiladas camufladas en la ventisca me cortaron la cara e hirieron mi alma, en el peor de los días señalado en el calendario.
Anduve aterido tres manzanas hasta llegar al Café De Los Oradores. La robusta puerta de roble macizo pareció pesar mil kilos entre mis manos antes de hacerme hueco entre la gente y una densa neblina de humo azulada para alcanzar la barra. Metí la mano en el bolsillo, intentando calcular de memoria, la cantidad de dinero aproximada que palpaba y concluí que si optaba por un buen desayuno , no cenaría . Preferí lo segundo, porque aquel no era un día propicio en milagros divinos para que el billete de quinientas pesetas y las monedas sueltas se multiplicasen , como los panes y los peces.
- Buenos días Sebastián, ¿que va a ser , lo de siempre?- inquirió Jacinto.
- No Jacinto, hoy ponme solo el café con leche, que ya he tomado algo sólido-. Mentí.
- Marchando un café con leche extra largo. Hoy es el gran día , ¿No?.
- Eso espero, estoy temblando y no es tanto por el frío.- Dije, dubitativo , junto a un bostezo.
- ¿Dónde es la cita?.
- La editorial se llama Nueva Era. Está en la calle General Mola, en la esquina con María de
Molina -. Mientras, ojeé la carta que me envió la editorial.
- ¿Eso está en el barrio Salamanca Jacinto? -. Pregunté desorientado.
-Creo que sí, muy al final . Mil metros aproximadamente por debajo del sanatorio de San
Francisco de Asís. ¿Que editorial es esa?.
- Una pequeña. El editor es un tal Ernesto Colmenar.
De camino a mi mesa , tropecé con un cliente sentado delante de mi, de espaldas, al que le eché un tercio de desayuno por el dorso. Esgrimí avergonzado una leve disculpa, girándome raudo al otro lado y al ver que ni se inmutó ,agradecí la certeza, de que no se había percatado del estropicio que le había causado a su abrigo. Crucé una mirada cómplice con Jacinto , mientras me llevaba el dedo a la boca, rogando no me delatase.
Tomé la taza con firmeza al retirarme a la penúltima mesa en el rincón, junto a la librería y volviendo a esquivar la marea humana. Mi mesa predilecta en el Café de Los Oradores era un lugar reservado ,donde tomé varios sorbos del humeante café, mientras pensaba, en como demonios iba a conseguir el dinero, para saldar mi deuda, o en su defecto, poder aplacar al torbellino de don Saturnino.
Sentado allí, desde hacía muchos años atrás, soñaba el día en que entraría convertido en el escritor novel del año y las palabras del discurso diario de medianoche manasen de mi boca, frente al atril en el altillo.
Rememoré las cientos ideas germinales que esbocé en la soledad del rincón en penumbra , los innumerables manuscritos de puño y letra que torneé junto a horas de enriquecedora lectura, en compañía de mis amigos Chéjov y Poe , entre otros.
Guardaba en el bolsillo las últimas monedas y el último billete que me quedaba e imploré al altísimo, para que la reunión pendiente con mi patrón, en la imprenta Hermanos García, se bifurcase de los trágicos derroteros por los discernía en mi cabeza en aquellos momentos.
La imprenta de los hermanos García , era mi trabajo parcial a jornada completa. Esto significaba, salario de media jornada, faena de sol a sol. En un principio, iba a ser un empleo pasajero.Un lugar donde ganarme el pan de nueve a dos, con el que poder pagar la pensión y ya puestos, ojear los modelos de tapa dura en piel, con los cuales iba a encuadernar los primeros ejemplares de mi “opera prima” narrativa que guardaría como recuerdo.La realidad decía que ese lugar, ha sido mi propia tumba, la cual cavé día tras día.Donde me explotaban doblando turnos interminables, pagándome unas cantidades irrisorias no acordadas y tras el cual finalizaba cada día exhausto matando el deseo de aventura nocturna frente a mi vieja máquina de escribir.
La imprenta, pocos años atrás, funcionó a destajo gracias a la afinidad de los García con el régimen del generalísimo. Una parte de las publicaciones que el aparato propagandístico de la dictadura organizaba, pasaba por sus máquinas. Desde folletines, a obras históricas que interesaba publicar. Siempre de autores “subvencionados” ,escogidos a dedo y procedentes de editoriales amigas.
Al tiempo , los dos García, ejercían de tiranos con su proletariado de día, y frecuentaban reuniones sociales de alta alcurnia al caer el sol. Luego, a medianoche, dejaban a sus esposas en sus lujosos áticos de la calle Ortega y Gasset , regresando a los tugurios y prostíbulos del centro, a retozar entre las nalgas de alguna fulana. Cada noche, una diferente.
El reloj del café marcó las ocho y cuarto de la mañana. Absorto entre mis mezquinos pensamientos existenciales y recuerdos de una mísera vida , no advertí que el local se había vaciado de muchedumbre casi al completo.
La cafetera industrial silbaba y escupía vapor . Era una locomotora entrando en la estación de Atocha , en un gélido día invernal. Me imaginé solo en el andén , cuando el tren se salía de la vía y me arrollaba.
Mi consciente deliró hasta que le obligué a volver a atrapar la realidad con la yema los dedos y tras tomar la americana , me apresuré a despedirme y salir hacia la estación de metro de Antón Martín.
- Jacinto, ahora que la democracia se aproxima ,no habrás subido el café con leche, ¿Eh?.
- No Bastian , para ti costara siempre igual, ya sabes que aquí somos de izquierdas. De todas formas , ya está pagado.
-No hace falta Jacinto, que aún tengo para un café-. No muchos más, pensé.
-He dicho que está pagado , no invitado , y anda, arrea que no llegas.
-¿Quién ha tenido la deferencia?
-Ese señor que está detrás de..., estaba detrás de ti, en la mesa del fondo, el del luto.
-¿El del luto?.- Dije desconcertado.
-Si hombre, el que estaba en la mesa atrás de ti, leyendo el periódico nuevo ese. Vestía de negro de los pies a la cabeza, como mi santa madre desde que la palmó padre. El tipo al que echaste medio café en el abrigo, cuando estaba sentado antes en la barra. Me parece que se dio cuenta, pero va encima el tipo y te invita. Lo ves Bastian, hoy tiene que ser tu día de suerte.
-Que extraño. No sé, no me he fijado, estaba en.... .- Dije tras observar el Diario 16 solitario sobre la mesa del fondo.
-Sí , en el mundo de Bastian- interrumpió Jacinto-, tira para el trabajo que se te hace tarde.
- Hasta luego, guárdame un par de éstos canelones para la cena. - Dije ,señalando el expositor refrigerado con las exquisiteces .
-Si tienes éxito desde el altillo, invita la casa.
-No esperaba menos. Hasta luego.
-¡Y suerte!,con García y para esta tarde con el editor.
Antón Martín , línea uno , leí en el cartelón de fondo azul que figuraba en la pared tras el andén de enfrente. Destino :estación de tribunal, le contesté a mi subconsciente.
Jacinto fue uno de los pocos amigos que tenía en el barrio. Guardaba una libreta donde ocasionalmente , apuntaba los menús que le adeudé en época de vacas flacas, las cuales se convirtieron en frecuentes aquellos últimos meses. Siempre le pagué.
Le avergonzaba y temía reconocer en público – supongo que por los prejuicios políticos y tabúes sexuales de la época - , su admiración por el maestro don Federico . “ En gloria esté” , solía decirme a solas, tras lo cual maldecía, un sistema que era carne de cadáver , el cual él había sufrido veinte años mas de los veintiocho con los que yo contaba.
Nunca pudo evitar esconderme el que cuando él echaba el cierre por las noches, se servía una copa de jerez y se relajaba en mi mesa preferida, mientras esbozaba, una especie de sonetos en su libreta de las comandas, intentando emular a Lorca.
Los poemas reposaban cada mañana sobre la almohada junto a Lucía, al lado de una flor.
Así me lo confesó la esposa de Jacinto un día en el que él , se atascó en la última estrofa y tuvo que ser ella la abriese el café, debido al galopante sueño que sufría de su marido.
Dejaba que aprendices de pintores inundasen las paredes de su local ya fuese con obras abstractas, réplicas renacentistas e incluso , algún bodegón.
El Café de Los Oradores, era un cosmos que rezumaba sabiduría y tradición. Junto a los diarios , languidecía una caja de madera llamada “la trituradora”, según rezaba en la pegatina a uno de sus costados. Allí, pasaban a mejor vida manuscritos literarios, los míos incluidos.
Novelas y poemarios de escritores frustrados o rechazados por las editoriales. Al fondo del local, una gran librería de nogal repleta de grandes obras antiguas y contemporáneas, aguardó siempre amable la llegada del próximo visitante junto un estante con discos.
También expectante de sus oyentes , un gramófono y una radio la cual despertaba de su letargo cada domingo por la tarde, para vibrar con las retransmisiones de las correrías de Benito , Pirri , García Remón y nueve ángeles mas por el verde prado del Bernabeu .
Cada medianoche con puntualidad ceremonial, alguien subía al altillo de los oradores desde la época en la que el abuelo de Jacinto, don Raimundo, regentaba el negocio, hacía ya mas de cien años. A hurtadillas desde entonces, tras cerrar el portón del local, y a cara descubierta mirando a la luna nueva- desde hacía pocos meses- , se narraba una historia desde las alturas . Aquella tradición era incluso mas respetada en aquel entonces, que el sermón dominical del Padre Eulogio en la Iglesia situada frente al café , en la convergencia entre la calle Atocha y la calle de San Sebastián.
Las palabras que brotaban desde el altillo fueron la válvula de escape de muchos clientes y amigos del Barrio durante demasiado tiempo de opresión.
Ahora daba igual fuese una opinión sobre un tema de candente actualidad, la lectura o improvisación de un poema, relato corto, o hasta una historia de terror, para lo que Jacinto dejaba el café en penumbra apagando alguna de la luces.
La política, fue reincorporándose con cansina naturalidad aquellos últimos años al repertorio, mientras mi amigo , pensaba en volver a escenificar en poco tiempo, cuando se calmase el ambiente, algunas sátiras comedias .
El veintitrés de noviembre de 1975 , los grises sorprendieron y se llevaron al viejo don Severiano, cuando parodiaba al redivivo generalísimo, con su dedo índice por mostacho. Nadie se atrevió a volver a ironizar con política ni otros menesteres hasta hacía poco tiempo, por si acaso. En el “Café De Los Oradores” , todo lo añejo , olía genuino.
Al subir la escalera de la Estación de Tribunal, me reproché el no haber ahorrado el billete del metro. La hora se me había pegado a los talones. Reptó a modo de oruga convirtiéndose en una sucia goma de mascar que se reía bajo mis pies, imposible de ahogar con cada paso.
Emilio García debía estar aguardando mi llegada, en la podredumbre de su despacho con aquel repugnante habano matutino entre sus dedos.
Acuarelas grises y azulinas se mezclaron en el cielo, que comenzó a berrear. Los edificios mas espigados de la calle Barceló me dieron la bienvenida. Me cobijaron como pudieron del aguacero, bajo sus cornisas, al amparo de las fachadas. Dios vomitaba desde las alturas , e infundió una desmesurada sobriedad agonizante como castigo divino, aquel día infausto.
Enfilé la calle y saludé a La Fama, custodiada por los frondosos árboles de los Jardines del Arquitecto Pedro de Ribera .Los delfines de la fuente querían volar en el aire inundado.Le rogué que hiciese honor a su alegoría, pidiéndole el regalo de reconocimiento y un poco de fortuna. Crucé agitado delante del expresionismo y Art Decó del Cine Barceló , apiñado sobre mis viejos mocasines, que asfixiaban mis pies hasta la exasperación.
El bullicio aceleró aún más mi pulso, al llegar a mi particular campo de concentración frente al mercado Barceló en la calle de Mejía Lequerica, pasadas las nueve de la mañana.
Introduje la acartonada tarjeta amarillenta con mi nombre en la máquina de fichar, por si fuese el caso que alguno de los hermanos, estuviese vigilando. La miré de reojo, y desprecié aquel armatoste quebrado, como alguien despreciaría a un delator chivato. Cuando me giré casi me doy de bruces con la voluptuosa barriga de mi señor.
-¡Sebastián! , quedamos el sábado en que nos reuniríamos a las nueve menos cuarto, antes de comenzar la faena- . Gruñó el mayor de los García.
-Discúlpeme don Emilio , pero el metro se ha retrasado muchísimo.
-Unos días el tren , otros días es el despertador, lo siguiente será el tráfico aunque usted no tenga vehículo.
-No suelo llegar tarde don Emilio. Compruébelo en la máquina de fichar ,- me hice el desentendido-. No volverá a ocurrir don Emilio, discúlpeme por hoy. – Me retracté, agachando la cabeza.
- Eso téngalo por seguro Señor Duval.
Aquellas últimas proféticas palabras , vinieron a confirmar que la intuición con la que abandoné la imprenta el pasado sábado a media tarde se iba a corroborar en escasos minutos.
- Pase a mi despacho, aprisa , que no tengo todo el día- ,ordenó .
- Sí , señor Emilio- ,esgrimí como un corderito entrando en el matadero.
-La cuestión es que tengo que informarle que ésta, será su última semana de trabajo en la empresa...
-Pero... , don Emilio- interrumpí.
-¡Cállese Sebastián!, déjeme terminar, que llevo un día liado.
-Usted ya habrá visto, que desde hace unos meses, se ha ido recortando la plantilla. Martínez, Azuaga, Alonso y todos los demás hasta llegar a su amigo Hipólito, anteayer.
-Pero..., don Emilio..., yo no puedo quedarme ahora sin empleo.
-Déjese de “peros” y de “don Emilios”, yo tampoco puedo quedarme sin empresa, y ese es el panorama hacia donde nos encaminamos desde que el generalísimo nos dejó. – Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde, presidía el despacho desde un inmenso cuadro en la pared, tras el mayor de los García. Desde su alargada figura- tan amplia como su nombre completo y el propio cuadro-, clavó sus ojos en mi . Pareció castigarme, por tantas veces que le maldije, ejecutando la sentencia a través de uno de sus discípulos. Era una especie de condena póstuma.
- ¿Me está oyendo usted?, baje de los celajes Duval .
-Le escucho don Emilio.- Volví a la tierra y aparté los ojos de los del Jefe de Estado muerto.
-Unos cuantos monárquicos , demócratas , republicanos, por no nombrar a los puercos comunistas, van a llevar a este país a la ruina. Así ya no puedo mantener tantos mugrientos como vosotros.
Me pareció escuchar en la distancia el disparatado discurso político de Emilio García.
Mientras, absorto en el recuerdo, maldije el día que entré en aquella inmunda imprenta del barrio de Justicia mendigando un empleo.
Yo sabía que su hermano Juan, había logrado cerrar un acuerdo con un pez gordo de Alianza Popular, un ex ministro del Franquismo. La imprenta se encargaría de sus folletines propagandísticos una vez se acercase la fecha de las ansiadas elecciones .
La realidad era que las incipientes novedades tecnológicas, ya no precisaban de tantos humanos robotizados, que cortasen y clasificasen las cuartillas, guillotinaran y encuadernasen los trabajos. Incluso se iban a suprimir, los empleos de los infelices
mulos de carga, gracias a una máquina que incluía una cinta transportadora. Introduciría la producción en cajas, llevándola hasta el pequeño muelle de carga. Amasijos de hierro y cables, destructoras inclusive, del puesto de trabajo encargado de la tarea más simple.
Máquinas al servicio de las artes graficas ,a las que al menos, los García no podrían tiranizar.
-¿Me ha entendido señor Duval ?- inquirió el opresor.
-¿Eh...?, sí ,sí. Le he comprendido. ¿Puedo pedirle un último favor?.
-¿Qué quiere?- . Preguntó en tono seco y amenazante.
-¿Puede usted adelantarme esta última semana de trabajo junto a la liquidación?
-Claro, como no. -Espetó en tono irónico- , la liquidación, ¿se cree usted un funcionario del ayuntamiento?.
La imagen de un vagabundo con mi rostro, tirado en la Casa de Campo,rozó mi subconsciente.
-Olvídese de liquidación, de indemnización y de flautas. Si quiere, vaya a reclamarle a Álvaro Rengifo al ministerio, o al mismísimo Suárez si lo prefiere. Aunque sin contrato, lo lleva usted claro amigo. Yo no le conozco. En cuanto al pago de los días de este mes , ya veremos. Luego lo hablaré con Juan. No le prometo nada. Si no puede ser, se le pagará el sábado y punto.
-Pero..., don Emilio, necesito ese dinero urgentemente. ¿No va a darme esa paga de beneficios que me prometió para finales de año?.
-De que hablas, ¡anda ya!. Yo también necesito una mujer nueva, un coche nuevo y hasta un perro nuevo y no me quejo tanto Sebastián. Ahora puedes retirarte a trabajar, que son horas.
Ya toca que produzcas algo, yo tengo que salir a una reunión.
Me levanté de aquella incómoda silla de madera , la cual hizo aún más cruel la noticia. Mi alma se arrastró por el suelo a la vez que el desgraciado de Emilio García me empujó fuera del despacho, luego ,desapareció a través del vestíbulo. En aquel instante miré hacia la puerta, entreabierta, dudé si entrar a trabajar o salir corriendo de allí hasta llegar al Escorial , para ahogar mi rabia contenida.
Una neblina mortecina, había engullido la ciudad de un bocado. A través de los ventanales empañados de la sala de máquinas, figuras desdibujadas transitaban la Calle Barceló. El tronar cansino de los monstruos metálicos aguardaba la muerte. La llegada de los esquiroles , bombearía brotes de sabia nueva multicolor, desde unos joviales y novedosos
corazones e infringirían una parada cardiaca, al vital órgano monocromático de aquellas maquinas.
Cerré los ojos y vi el Lusitania Express partir a la medianoche desde la estación de Chamartín con destino a Lisboa - Santa Apolonia, a donde viajaban todas aquellas almas sin rostro que deambulaban tras el cristal. Descubrían el Barrio Alto, La Baixa, comerían un delicioso bacalao encebollado en Alfama mientras alguna bella mujer les susurraba un
fado al oído.
Yo mientras, tendría suerte si lograba encontrar un mendrugo de pan ,en las bolsas de basura que Jacinto sacaba del Café de Los Oradores al echar el cierre. Escondido , como un prófugo rojo comunista no muchos años atrás. Simplemente , para que no me viesen convertido en una calamidad de ser humano , mendigando para acallar el rugido de mis tripas.
De repente desperté y observé una oscura silueta que se mezcló con el asfalto tras el cristal, a escasos centímetros del ventanal, sosteniendo un paraguas. Parecía compadecerse de los hermanos Husillos, dos bestias de carga de metro noventa y ciento diez kilos de peso cada uno, que apilaban toneladas de cajas de papel en una esquina del salón. Los hermanos Husillos también hacían las veces de transportistas y repartidores Yo, ni para eso valía ya, pensé.
Pasé el transcurso de la mañana obnubilado, con los pies cargados de plomo y desdén en mis obligaciones. Lamenté mi desgracia, la cual ya duraba demasiado tiempo. A la hora del almuerzo, crucé la calle hasta el mercado de Barceló , donde me había citado con Hipólito en Casa Arturo . Él era el único fiel amigo que conservaba de la infancia.
Por unos instantes, la niebla se disipó y la lluvia dio una tregua. Escaramuzas de claridad radiante, se alongaban sobre los áticos de los edificios en el horizonte.
Al entrar en Casa Arturo, Hipólito ya me esperaba en una de las mesas del fondo. Al contemplar la cara con la que irrumpí en la escena, agachó la cabeza buscándose la punta de los zapatos , con gesto compungido.
-Te ha despedido, ¿no es así?.
-El Sábado lo hará, esta es mi última semana. Respondí cabizbajo.
-Malditos hijos de mala madre, se han hecho ricos a costa de nuestro sudor.
-No te creas Poli. Y de mucho más...
-¡Ese gordo inmundo , debería de reventar de una vez por todas!- blasfemó Poli.
-He visto las facturas y los catálogos de las nuevas máquinas esta mañana, al entrar en el despacho de García el grande,- como yo le llamaba - , creo que son de Dusseldorf .
-De Dussel....¿ qué? , ¿qué material es ese?.
El impropio desconcierto geográfico, de alguien al que el profesor don Segundo había firmado el certificado de bachillerato secundario , arrancó mi primera sonrisa ahogada del día.
-Dusseldorf, Alemania. Que las han encargado a Alemania borrico. - Apostillé con sátira.
-¿Sabes donde está Alemania?
-Sí, ahí fue donde se fue tu madre tras dejarte en el albergue, a cabalgar sobre el pistolón de un general nazi.- Contraatacó Poli.
Esta vez, tras retarnos con el gesto serio e irónico durante dos segundos, rompieron las carcajadas como olas frente a un dique e inundaron todo el local. No se por que extraña razón, siempre nos reíamos de nuestras desgracias. Hacíamos bromas picantes sobre padres y hermanos que ni teníamos en mi caso, o no conocíamos, como en el suyo. Quizás muchas veces, para sentirnos menos desgraciados a fin de cuentas. Mentirnos durante un suspiro y
pensar que no estábamos solos en el mundo. Él, al menos tenía ahora a su esposa y el pequeño. Yo , solo lo tenía a él.
Ni siquiera el insulto más aberrante hería sentimiento alguno, había sido así siempre y creo que lo seguiría siendo, era la muestra más explícita de la amistad y el cariño que nos profesamos.
- Bueno ,¿ y ahora que vas a hacer?.
-Pues no lo se, no me ha dado tiempo de pensarlo, pero algo he de pensar porque le debo diez mil pesetas a don Saturnino. Como esta noche esté con insomnio... mal asunto.
Julieta, la hija de Arturo, se acercó a tomar el pedido por el pasillo. Me quedé inmóvil, con los ojos desorbitados, al observar el contoneo de su cintura e imaginé, el vaivén de sus voluptuosas nalgas tras de sí. Lo cierto es que me sentí atraído por ella. Algún tiempo, al principio de frecuentar Casa Arturo, ostentó el título de futura candidata, a ocupar un trocito de mi desolado corazón. Semanas mas tarde de conocerla, la vi con un cabo del ejército y sucesivos días después, con medio cuerpo de la jefatura central de policía.
Era un año menor que yo , veintisiete recién cumplidos y tenía diez menos por aquel entonces.
Tas cruzar menos de diez palabras con ella, la primera vez que nos encontramos , comprendí que debía convertirme en un soez parlanchín para engatusarla.
También pensé alistarme y defender una patria que odié durante años. Sólo en esos casos podría congeniar con Julieta de alguna forma en aquella época. Nunca me dio por tomar tal decisión en mi adolescencia, aunque ella se afanó por culturizarse y había cambiado significativamente desde aquella época de líos de faldas y pistolas en las que descubrió los placeres carnales.
Advertí la vuelta de tuerca en su personalidad y el desarrollo de su madurez en todos los sentidos a la vuelta del servicio militar en el cuartel militar de Toledo.
-¿ Que va a ser guapos?-. Dijo, triturando goma de mascar con la boca abierta y los labios carmesí.
-Para mi una cerveza y para éste....
-Un café expresso Julieta, gracias. Contesté.
-¡Papá,!-gritó-, una caña para el Poli y un café para el escritorucho abstemio-. Ordenó a voz alzada girándose hacia la barra y dejando a la vista en mi calenturienta mente enferma sus desnudas posaderas.
-Chico, le vas a desgastar los pantalones. Dijo Poli.
Me despertó de la fantasía chasqueando dos dedos sobre mi frente. Luego, introdujo su mano en el bolsillo del pantalón y sacó dos billetes enrollados . Los tendió sobre la palma de mi mano y cerró el puño. Dos relucientes nuevos billetes. Carlos III me miró sorprendido por mi gozo , desde el interior de su orla gótica. Al observar el reverso de papel moneda decidí que antes de arruinar a mi amigo, prefería dormir tirado a las puertas del Prado.
-Ya me lo devolverás cuando puedas. – Dijo, con cara de lástima.
-¡No!, de eso nada Hipólito. Ni hablar. Tu estás en la misma situación, además, ahora con el peque, Teresa está cuidándolo en casa, también sin poder ir a trabajar. No lo puedo aceptar.
-¡ No seas imbecil y coge el dinero!, – recriminó.
-Te he dicho que no Poli. Ya me las arreglaré, somos invencibles, siempre salimos a flote, ¿recuerdas?.
- Yo seré borrico, pero tu eres el cabezón mas grande del reino, Bastian.
Me levante rápido de la mesa y dejé a mi amigo con la palabra en la boca, en compañía de su cerveza.
-Tengo que volver al trabajo Poli, ya me he retrasado esta mañana. Nos Vemos esta noche, si no llego muy tarde a Los Oradores. ¿ de acuerdo?
Hipólito asintió con la cabeza limpiándose con la mano un gran mostacho de espuma sobre sus labios.
-¡Oye, Bastian!
-¿si?
-¿No era esta tarde cuando tenias la reunión con ese editor?
-Sí , a las siete, luego si nos vemos te contaré.
-¡Suerte!
Le hice un gesto con el pulgar hacia arriba y acto seguido remití una plegaria al cielo con las palmas de las manos fundidas en una sola.
martes, 16 de junio de 2009
DETRÁS DE UNA NUBE
lunes, 15 de junio de 2009
SIGUEME POR COSTA ESMERALDA
EL HIJO DEL VIENTO
domingo, 14 de junio de 2009
MAR EN CALMA
...el del cielo y el del agua
al salir el sol mi alma crecerá con ardor
ya nunca mas habrá dolor
El mar está en asoluta calma...
se perdió la brisa que con sigilo ama
las ramas de las palmeras de la rambla
Gorriones y canarios cantan...
...junto al galopante silencio cabalgan
ya no se si abrir los ojos...
...los recuerdos resultan tan añojos.
El mar esta en absoluta calma...
inerte, muerto está su manto
certero es el rugir de su llanto..
detrás de todo este ladrillo de espanto.
Susurros se divisan sobre el asfalto...
...saludos e historias vivas andando
caminan cual si fueran volando...
ahi están, son personas que siguen amando.
El mar está en absoluta calma...
susurra mas que solloza en la distancia
en la letanía de este feliz día
donde cien canarios caerán...
de mi arbol amigo y volarán
El mar está en absoluta calma...
El del cielo y el del agua
Al salir el sol mi alma rejuvenecerá con ardor
...ya nunca habrá dolor.
domingo, 7 de junio de 2009
Luna LLENA
mientras ,yo sigo viviendo una vida ajena..
Voy despertando del letargo...
absolutamente ...
dejo atras todo lo que me ha hecho daño.
Crece la Luna llena hasta mostrarse casi llena...
despierta mi alma embriaga de tanta y tanta pena.
Alma rebosante de energía vigorosa y latente
dormida en el tiempo en medio de tanta y tanta gente.
Dime Luna como un día me cantó Rojas
si algún día podré tocarte y no te sonrojas
Cántame si podré con las yemas de los dedos
rozar un cráter sin quedarme en los cielos
Déjame bajar Luna de nuevo a la tierra
algún día amar..., sin ya llorar
iluminarme sin ser luciernaga
sin hundirme en una ciénaga.
libre, en paz, regálame tiempo envuelto en viento
ojalá todo anhelo sea cierto.
Me contó Arjona que es mas dificil olvidarte
...que aguantarte, ¿Sabes..?...
Crece la Luna ...ya no es menguante
Sabes que toque fondo, no dejé de contarte
Ni a ti ni a tu amiga la noche
con tanto y tanto derroche.
Derroche Luna de palabras sin sonido
Noches, solas sin un vaso de vino
ni sangre sagrada valía para salvarme
de un agujero que iba a matarme
La Luna ya casi es un gran queso
Sabía que eso, un día pasaría
Ya mi vida vuelve a empezar a ser mia
ahora la Luna esta llena...
Nada ni nadie detendrá las mareas
no hay diques en la mar
que su influjo pueda parar
No hay palabras de lamento...
¿No te das cuenta Luna que era solo un invento...?
Despierta La Luna, la luna está llena
merece la pena, vor a dormir...mañana a vivir
un gallo al amanecer me despertará
ya es sufiente, espero no verte ,ahora ,ya,... jamás.
viernes, 5 de junio de 2009
ATRAPADO EN EL SHOW DE TRUMAN
sábado, 2 de mayo de 2009
EL ALBERGUE DE LOS SUEÑOS. PRIMEROS 10 CAPITULOS 1 DE JULIO DE 2009
viernes, 24 de abril de 2009
ABRE LOS OJOS
...Estaban mintiendo, por no decir al menos uno muerto
En la vida, a palabras maliciosas..... anónimas y ajenas... No hay que tenerles nunca pena
Aunque las de los que queremos nos maten cual nicotina inyectada en las venas
Un día despiertas, ya no es nada igual como antes era
Alguien apagó la luz dejándolo todo oscuros y a mi en vela
El tiempo remienda o cura heridas, hasta las que son como digo ajenas
Y para entonces mis ojos estarán ya abiertos de veras
Abro los ojos hoy mas que nunca, y algún día tu que lees ...comprenderás que no te gusta
Entonces el perdido/a serás tu mismo
Yo seré feliz...y tu caerás en el gran abismo
Ojala no lo hicieras y no te lo deseo
Pero la vida es asi para los que son reos...o ciegos.
César Morales Fernández. 24-05-09. Lo del título de la pseudopoesía y el film del genil Amenábar es pura coincidencia,jejeje.Debeis ver esta peli, antes que vanilla sky,remake hollywoodiano con superstars...aunque también esta bien,por algo será. Aprovecho para saludar al nuevo seguidor, y miembro de esta bitácora.....espero que te guste...humildemente...va por ti maestro.
Hasta el Lunes.
jueves, 23 de abril de 2009
Estan a punto de darme el alta. Esperadme unos dias
jueves, 2 de abril de 2009
Diario persiguiendo un sueño. Resumen de una semana. Perdido en la gran ciudad
Antes de que ni siquiera el lápiz roce el papel, me retracto ante vosotros pidiendo disculpas, por desaparecer de mi refugio durante tantos días. Andaba perdido en el puente aéreo. Entre la Atlántida y la península Ibérica ha discurrido mi semana. El presupuesto aún no alcanza para dotar a mi vetusto portátil, de propiedades inalámbricas que lo mantengan en contacto con la civilización cibernética. He intentado construirme uno , remozándolo con un artilugio con el cual ,un día me dijeron en la tienda que podría conectarme. Bueno , dejémonos de palabrejas y acerquémonos a un mero tecnicismo informático, que el que suscribe conoce a la perfección. No en vano, estudie informática unos tres años. El caso es que tengo un adaptador wireless del tamaño de un pendrive. El chisme se conecta al puerto usb del portátil. Pero mi viejo compañero de viaje, esta suspirando que lo tire a la basura como si fuese jirones sucios. Para colmo de males, basta con mover el ordenador ínfimamente, para quedarme de nuevo a oscuras. Esto, unido a que la bateria murió hace tiempo y debo estar permanentemente electrificado a los doscientos veinte voltios, me pone las cosas demasiado difíciles. Así que opté por ir desgranando mis locuras sobre mi vieja libreta de instituto o guardándolas en la memoria flash, para poder entregároslas a partir de hoy. Como los restos de migas de pan que se dejaban en las veredas de los cuentos infantiles, para que el personaje protagonista pudiese regresar a casa de entre el bosque.
Me perdí por el Borne , pero no pude entrar en el mercado. Estaba cerrado por reformas. En su lugar, me fundí entre el amasijo de hierros monumentales de la excelente e impresionante techumbre en la estación de Francia. Soñé partir hacia París. Me senté en el andén uno, pero se me escapó el tren mientras recobraba el aliento. Estaba exhausto . Obnubilado y perplejo pasé un instante contemplando la tersa piel de Clara Barceló, sin fijar mis ojos en los suyos, ciegos ,perdidos. Escapando a la mirada de soslayo que me remitió el granuja de su tío Gustavo . No Pude viajar e ir a buscar a Julián Carax . Cuando iba encaminado hacia la salida, me percaté de que había alguien tan perdido como yo, en un banco del andén cuatro. Al fondo, junto a la pared, bajo el reloj. Me acerqué lentamente, contemplando como se buscaba la punta de sus veteranos mocasines. Me incline, permanecí en cuclillas y le saludé. Le dije que nadie se pierde eternamente. Ese chico era Oscar Drai.
Pasé una noche fría perdido por el centro de la capital del reino. Llegué desde el aeropuerto sin salir a la superficie, emergiendo en Plaza de España. Alcancé a capturar los últimos rayos de sol caídos desde las alturas, entre los edificios de la calle de mis sueños. La calle que nunca duerme, ni espero que lo haga. Donde – si no llevas reloj- , no atisbas ni a discernir si son las diez de la noche o las cuatro de la madrugada. Donde no sabes si es hora de dormir, porque la calle te invita y retiene, sujetando las suelas de tus zapatos con sus garras . Intentando atraparte en el teatro Movistar o el Palacio de la Prensa.
Le doy las gracias desde aquí por su ofrecimiento y si algún día decido en firme escribir algún guión- lo cual es algo que siempre pensé- , pasaré a visitarle como le dije y me propuso.
Esto es a grandes rasgos, aunque no mi principal cometido- el cual no puedo decir-, de haberme perdido en todos los sentidos estos días. Os lo dije antes, lo avisé. Espero que regreséis , porque no os he quitado ojo de encima y se que alguno se ha perdido también un poco, y me refiero a otra acepción de la palabra. Algo lógico por otra parte, si como ha sido el caso no ha habido nuevos contenidos. Desde hoy, desde mi mecedora de otra época, vuelvo a estar por la Atlántida con la mente puesta en el océano . Cercano a las costas de Costa Esmeralda, vaya la redundancia. Estoy preparando como entregaros al menos ,el primer capítulo de mi novela. No voy a teneros mas a con los plomos bajados. Sed Felices, no os perdáis. Yo estaba perdido en la gran ciudad, entre el puente aéreo, pero he regresado.Hasta mañana, estaré en otro lugar, pero igual de cercano a vosotros que hoy.
lunes, 23 de marzo de 2009
NADA ES LO QUE PARECE,CASI NUNCA. FIN DE SEMANA, FIN DE UNA VIDA.
Hoy comienzan a cicatrizar ciertas heridas no mortales. Las cuales creía que llevaría al descubierto un largo tiempo. Ha sido una sorpresa. De las mas grandes de mi vida. Mala. Peor que Mala. Nefasta.
Amigos, después de haber pasado un fin de semana posiblemente menos agraciado que la mayoría de vosotros, os tengo que decir que hoy no puedo colgar el "diario literario".Ni escribir sobre literatura, o cualquier otra expresión artistica. El desengaño tiñe mi vida y os voy a pedir simple y llanamente que me entendais sin dar razones- aunque sea un poco dificil-, que vagaré un par de días en los que sin volver a costa esmeralda. Descansaré sobre mi esquife contemplando el sol diurno, el cual se mece sobre la ciudad junto a la luna y las estrellas cuando el primero se va a dormir.
Posiblemente, sí podría estar horas interminables tecleando sin pestañear, pero quizas las heridas se hagan mas grandes y mi cabeza tome un rumbo no deseado ,en esa imperceptible linea ente el bien y el mal, la cordura y la locura.
Os prometo que en un par de días estaré de vuelta, y os escribiré con todo el cariño que comienzo a profesar por los que ya comienzan a caerse por aquí. He tenido la suerte incluso de poder agradecerselo a alguno de vosotros personalmente. Gracias por vuestras palabras en una epoca ,digamos, dificil.
Ser Felices, lo demás no merece la pena, aunque parezca lo contrario, nada es lo que parece- ni algunas personas -, casi nunca.
viernes, 20 de marzo de 2009
Melancólico Horizonte Azul .Una aproximación a la pseudopoesía
surco el océano sobre un manto azulado eterno
sin saber realmente lo que guardo muy adentro
tambaleándose va mi cabeza cual peonza perezosa
mientras aguardare un atardecer en occidente
que me invada el alma de forma gloriosa
mil estrellas brillan sobre el manto cristalino
enviadas desde el cielo de entre mil cirros divinos
asomándose ya se atisba un sol genuino
afuera un cuervo se divisa, me gustaría fuera un mirlo
parlanchín y que me chivase cual es mi destino
en el melancólico horizonte Azul no se divisa aun tierra alguna
debe estar perdida al igual que yo porque tierra mía solo hay una
solo algodones vaporosos, rodean el catamarán
Del que mil pasajeros por la borda caerán
Sin remedio, sin salvación el primero yo
no vendrá nadie a buscarme, solo estoy y solo estaré
hoy ,mañana , hasta pasado al atardecer
porque ni siquiera los delfines querrán jugar
ver a mi lado el bello atardecer o nadar
el melancólico horizonte azul me guarda un secreto a voces
eso susurra desde hace mas de mil noches
no se si realmente esta vez creerle
ya te contaré si algún día vuelvo a verte.
el melancólico horizonte tenía razón
la sinrazón ya no produce tanto dolor
nada ni nadie me hará olvidar este melancólico horizonte azul
Pues nada , nadie ni el propio melancólico horizonte azul
podrá borrar el sentimiento que tantos años, siempre fue mi ataúd.
César Morales Fernandez.
Inspirado en mi relato "Melancólico horizonte azul"
Diario: Quiero ser escritor. Persiguiendo un sueño en el día 2
La noche posee un influjo hipnótico sobre mi consciente difícil de explicar, puesto que son sensaciones algo contradictorias, pero lo intentaré. Se detiene el tiempo por completo, solo el repique continuo y mecánico de cientos de pulsaciones bajo las yemas de mis dedos, irrumpen quebrando el silencio de la oscuridad. Alguna vez – dos en concreto- , he tenido trabajos nocturnos . Empleos en época de exámenes, libros y apuntes, los cuales la necesidad no pudieron rechazar, me costó mantenerme despierto e incluso de uno de ellos me despidieron a la semana por no velar guardia y dejarme engatusar por Morfeo. Al mismo tiempo, los vellos incrustados en la piel se despiertan con algún pasaje tenebroso de efecto asustadizo si se mezcla con algún ruidillo sospechoso. Luego, las palabras de transeúntes con alguna copa de mas bajo mi ventana me alivia.
Ahora es diferente, puesto que la felicidad por poder llenar hojas y hojas, unas tras otras, no tiene parangón. Reconozco que ayer me hostigué toda la tarde por no haber tocado el manuscrito durante mi viaje a los orígenes. Me he prometido que el próximo martes, cuando ponga rumbo a Barcelona, escribiré desde que suba al avión aunque me lleven atado de un ala. La satisfacción de ver como Sebastian, Hipólito o el enigmático Genaro Valenzuela Berlanga me suplican que no les abandone, no tiene desperdicio – ni precio, en comparación con una visa cargada-. Todos ellos están sumidos al igual que yo, en una historia que avanza irremediablemente, por suerte. A veces me cuesta cerrarles la boca, o detenerlos en un determinado punto del Madrid en época de transiciones, carruseles domingueros y armamento propagandístico. La imprenta de los Hermanos García era un lugar donde un tirano menor ejerce la opresión con el protagonista de la historia.... perdonad mi recelo, pero es que aún no puedo contar más, todo a su debido tiempo, no pienses que intento camelarte. A veces, se que hasta la historia traspasa la ficción metiendo medio brazo en la realidad y sujetándome a mi mismo del albornoz. El pelo me crece sin que me plantee de momento acudir a darle forma y entre una cosa y otra me viene a la memoria –salvando las distancias- un loco novelista en busca de una ventana secreta. ¿ Quién ha visto la peli ?. Es pasable. Aunque si tuviese que elegir una historia del rebelde por antonomasia me quedo con una de tijeras a lo freddy kruger , la historia del jinete de la cabeza cortada o.... déjame pensar, ya, si, si ¿ Habéis visto Quien Ama a Gilbert Grape? . Si alguno aun después del último año de Leonardo Di Caprio, osa pensar que siempre fue un guaperas sin talento, como incluso he llegado a leer, cambiará de opinión si ve este filme. Al igual que otros muchos, pero aquí, la interpretación podría ser equiparable, a la sorprendente – para muchos- , de otro caso similar como el de Brad Pitt , en 12 monos junto al duro Bruce.
Dejemos a un lado el séptimo arte porque no son horas de ver pelis, -realmente siempre es buena hora, si es bueno lo que ves - y volvamos a las letras.
Las agujas del reloj quieren acelerar y alcanzar las seis, cuando la diana preestablecida que llevo en la cabeza – y mi vejiga-, me suelen despertar, dejándome los ojos como platos de pizza en un milisegundo. Hoy el plan es diferente, aguantaré un poco más si puedo, y si no bajaré a inyectarme en vena un chute de cafeína.
Quede dormido o no, no creo que mi cuerpo aguante sin ella mucho mas de las nueve de la mañana.
En efecto, no aguardó en espera. Ahora a la aguja mayor del reloj sobre la esfera del café de época ,le resta un cuarto para mirar al cielo junto a diez campanadas. Mi mecedora yace solitaria en el rincón. Al fondo del local. Perseverando para que juegue con ella y me balancee de nuevo para tomar impulso y caerme del bote ,seguir nadando en la travesía hasta que el cuerpo diga basta. Tropezar y entrar de bruces en el arte de la ficción, como dijo el malogrado John Gardner, del que aprendí tantas técnicas. Gracias primos por regalármelo – los deseos de la primera página serán concedidos-.
Anoche, después de estar un buen tiempo navegando fuera del agua por el ciberespacio - leyendo el blog de un amigo y diversas otras cosas-, me retiré con la intención de ponerme al tajo después de ver Red de mentiras, - lo último del magnífico Ridley Scott, con Di Caprio y Crowe. Perdonad, me salto el guión y caigo de nuevo en la gran pantalla, en este caso pequeña. Lo que haré es ir creando algunos artículos sobre cine, ¿ que os parece ?. Bueno, lo que os decía, antes de pensar en hacer eso, de forma sorprendente, el camino recorrido discurrió muy cercano de la idea que manejaba antes del almuerzo de ayer.
Escondiendo un poquito la ingenuidad , regrese sobre las ocho a el Teatro Leal, me acompañó una densa niebla, y subiendo por la calle carrera –esta vez a paso parsimonioso- refugiándome bajo las cornisas, fachadas y toldos. Cuando miré a la torre de la concepción y oí hablar anglosajón a unas chicas que llevaban pinta de Erasmus, creí haber saltado a un pequeño Londres en miniatura. No era el Big Ben, ni la catedral era el Parlamento Británico, el Támesis se perdió y ni siquiera –con la que caía- hubieron riachuelos de humanidad. Por cierto, ni una localidad. Solo función única el día 19. Para la interpretación de esta noche también está todo el papel agotado. Para que luego digan que la cultura en Canarias no se mueve. Más se movería si los acontecimientos fuesen magnos. – Sin decir que lo del ciclo del Leal no lo es, ya me entendéis.
Pues como comentaba hace un ratito, mas bien un buen trecho, al fin la peli se quedó muda dentro del reproductor y yo salí un instante a tomar un..., una crema de Whisky – mejor sin Publi-, con un amigo que me he encontrado estos días en la ciudad. Terminé encontrando unos cuantos amigos mas y solo el remordimiento me obligó marcharme a la hora escasa de estar en el cuadrilátero. Estoy por una parte contento, porque me enfrentaba a el reto de medio capítulo correspondiente a un núcleo muy importante de la trama. Creo que quedó incluso mejor de lo que esperaba. A estas cosas, me refiero cuando hablo de la noche. A veces, no se si es el estimulante del café mezclado con la liberación de adrenalina en la penumbra, pero las ideas, diálogos y narración ,fluyen como el agua que cae desde el Salto del Ángel. Miles de neuronas en ebullición de un lado a otro chocando con la corteza cerebral- perdonad, no tengo mucha idea de medicina, alguna minúscula de psiquiatría-. Ahí , en ese punto, solo tengo que atraparla una a una a la velocidad de la luz. Da la impresión, cuando desconecto algunos segundos, que me he convertido en Hyde y que este cuerpo no es mío. Afortunadamente la sorpresa tiene una lectura positiva. Ya habrá tiempos para bloqueos y alzheimers.
Bueno, me voy a ir despidiendo ya, voy a crear una entrada de citas para reflexionar , me gustaría que tu escribieses las tuyas insertándolas como opiniones, y que opines de las de todos los demás. También intentaré colgar en otra sección, alguna poesía que tengo por ahí en un cajón, dentro de una libreta del instituto. Por cierto Alexis, compatriota, jajaja, si lees esto, ya estás tardando en mandarme alguna, o colgarla tu mismo. Aprovecha el fin de semana al doscientos por cien y....se Feliz o al menos inténtalo, cuidado con mezclar copas y curvas... – de la carretera- , jeje.